jueves, 12 de marzo de 2015

Segunda Etapa de la Revolución Industrial

Comenzó en 1870 aproximadamente. La obtención de fuerza hidroeléctrica gracias a estas dinamos permitieron transformarla en luz, y por ende, en energía para los nuevos transportes que iban surgiendo.

La era de los transportes daba un nuevo salto adelante, y por otro lado, la sociedad se veía recompensada con un nuevo elemento desconocido hasta entonces: el alumbrado. Las horas de oscuridad, de candiles y cera, quedaban atrás. Cuando en 1879, Thomas Edison presentó la lámpara incandescente la sociedad ya se había preparado para los grandes avances que, uno tras otro, iban a llegar en aquellos años de finales del XIX y principios del siglo XX.



Aquel desarrollo industrial se centró en Europa, donde el Reino Unido era el gran dominante; la potencia mundial cuyos tentáculos se adentraban en todos los continentes. Ellos fueron el perfecto ejemplo del significado de la Revolución Industrial.

La Revolución Industrial también tuvo sus puntos negros, que en este caso se reflejaban en la cada vez mayor explotación laboral. Jornadas de quince horas y el nacimiento de lo que Karl Marx definió como alineamiento de los trabajadores.


El éxito de la Revolución Industrial estuvo sustentado desde muchos puntos de la economía y la cultura, pues si la sociedad supo acoplarse y recibir con expectación todos aquellos avances y desde el punto de vista económico se estaba en una época de bonanza, también la apertura de nuevas rutas comerciales favoreció el engrandecimiento de todas aquellas naciones que se alineaban a ese nuevo progreso. 

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